No sé si la separación de clases sea exacta y pueda ser nunca definitiva. Pero hay en todo el mundo gente que compone la capa tal vez más numerosa de las sociedades. Se les llama “clase media”, “pequeña burguesía”. Todos los vicios de que pueden despojarse las demás clases son recogidos por ella. No hay nada más despreciable, más inútil. Y cuando a su condición de pequeños burgueses agregan la de “intelectuales”, merecen ser barridos sin juicio previo. Desde cualquier punto de vista, búsquese el fin que se busque, acabar con ellos sería una obra de desinfección. En poco tiempo aprendí a odiarlos. Ya no me preocupan, pero a veces veo casualmente sus nombres en los periódicos, al pie de largas parrafadas de imbecilidad y, entonces, el viejo odio se renueva y crece.
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