Vive sus últimos días desde hace meses, o desde hace años, y habla de su final en pasado. Una existencia póstuma. Como me extraño de que logre mantenerse en vida sin comer apenas, me dice: "Mi cuerpo y mi alma han tardado tantos años en soldarse que ya no logran separarse".
Si no tiene voz de moribundo es porque hace tiempo ya que no está vivo. "Soy una vela apagada", son sus palabras más justas sobre su última metamórfosis. Y cuando evoco la posibilidad de un milágro, me responde: "Me harían falta varios".
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