En periodos como éste es sencillo apreciar la superficialidad y la ligereza que imperan en el mundo. Ciertamente, no tiene caso sorprenderse, lamentarse o escandalizarse de tal situación. Se trata más bien de la regla de nuestro tiempo. Podríamos intentar definirla como una exhibición ritualizada del orden de nuestra época, un triunfo más de la industria del espectáculo. Ante este escenario, las palabras de Flaubert parecen pertinentes: la mediocridad se infiltra por todas partes, hasta las piedras se vuelven idiotas. Aunque hayamos de perecer (y pereceremos, no importa), hay que oponerse por todos los medios, a la marea de mierda que nos invade.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Al leer ponemos la mente y el alma, y éstos son bienes cada día mas escasos…Desconozco cuantos leen tu blog, pero a mi me gusta…. y sólo por ello no deseo k termine…
ResponderBorrarFeliz año!
D