Precisamente, a partir de esta reflexión es que surge El Espectador, que se mueve desde su torre de francotirador como un vigía al acecho de temas palpitantes; los divisa y tira de ellos hasta su mesa de trabajo para darles allí, sea cual sea su materia, un tratamiento de idéntico rigor intelectual que multiplica sus planos, penetra en su profundidad o desmenuza su entraña en una disección implacable en busca de la verdad de las cosas: desde lo que las cosas son o parecen ser en sí mismas, permitiendo al lector, al mismo tiempo, ejercer su propia libertad de pensamiento, tal como lo planteara Gaspar Gómez de la Serna.
El Espectador es un esfuerzo en el cual se intentará aportar claridad a temas importantes que se encuentran inscritos en la agenda pública, así como de insertar otros más que si bien aún no se encuentran en ésta, su relevancia es tal que merecen por sí mismos ser abordados de la misma manera. Se trata pues de un viaje que inicia con grandes expectativas y que espero sea compartido por muchos.
Sea.
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