Hay aquí frases que dan una idea de la confusión, del delirio, de las crueles angustias, de las luchas internas y del desprecio supremo que siento por la vida.


27 junio 2009

A propósito del debate


Esta semana se llevó a cabo el debate entre los dirigentes de los tres partidos políticos más importantes en México. Tras un proceso electoral que se ha caracterizado por la ausencia de propuestas y por un constante bombardeo de spots en los medios de comunicación, el debate no generó interés entre la ciudadanía. Si acaso, sólo unos cuantos teníamos presente la fecha, y no precisamente por la esperanza de hallar en él algo novedoso o refrescante en la discusión, sino más bien para confirmar, de nueva cuenta, nuestras ideas sobre la profesión de los políticos: un cinismo desbordante y una falta de vergüenza total; en esto, al menos, no nos decepcionaron.

Fue interesante, por un lado, descubrir la manera en que paso a paso, cada uno de los participantes del debate presentaba distintas versiones de México. Hablaban de diferentes pasados: uno en el que, poco a poco, con el correr de los años se desarrolló el proceso de construcción y consolidación del país para llegar hasta el lugar en el que nos encontramos en el presente; otro, en el que con el transcurso de los años se fueron acumulando los problemas, y éstos no fueron resueltos, o peor aún, fueron provocados y agravados por aquellos que ocupaban en ese entonces cargos públicos, hasta llegar al estado de cosas en que nos encontramos hoy; finalmente, una tercera versión en que se relataba una dinámica de saqueos y privaciones que había sufrido constantemente el pueblo mexicano a manos de un proyecto neoliberal que es, precisamente, el culpable de todos los males que aquejan al país en la actualidad. Es evidente que cada una de estas versiones, a su vez, proporciona los instrumentos suficientes para construir una interpretación del presente, así como un camino hacia el futuro que cada una de ellas propone. Ante una situación como esta, el ciudadano común queda en vilo, incapaz de discernir cuál de estas tres versiones es la verdadera, o peor aún, si acaso alguna de ellas lo es.

– ¿Tendría sentido que disputásemos sobre cuál de estas tres versiones es la verdadera?– se preguntó alguna ocasión don José Ortega y Gasset en una situación similar. –Las tres lo son, ciertamente, y ciertamente por ser distintas. Sería un despropósito pretender encontrar en alguna de estas versiones, por sí misma, la verdad. Como si la verdad fuera algo unívoco, transparente y homogéneo, algo que se encuentra a la expectativa únicamente de ser revelado. La ‘verdad’ así entendida no existe, consiste más bien en una construcción, o mejor dicho, en una reconstrucción de diversos hechos y situaciones que han ocurrido a lo largo del tiempo. Por tanto, algo que se aproxime a la mejor versión, la más completa, de la historia de México, del México al que hacían referencia los participantes del debate, debe abarcar las tres versiones ahí presentadas, si no en su totalidad, sí al menos los elementos centrales de cada una de ellas.

Entonces, ¿cuál es el interés de estos personajes al tratar de convencernos de que su versión es la verdadera, que no sólo es capaz de explicar el pasado, sino también de interpretar el presente y guiarnos hacia el futuro? Si se tratase de un interés netamente instrumental, de una estrategia política cuyo objetivo es obtener el mayor número de votos, insisto, si éste fuera el caso no habría ningún problema ya que a partir de la discusión y el debate sería relativamente sencillo demostrar la imposibilidad de cada versión por separado de soportar ser confrontada con la realidad. Sin embargo, cada vez resulta más complicado suponer que ese sea el caso. Por el contrario, la construcción de un edificio argumentativo como el que representan cada una de las versiones de los presidentes de los partidos políticos ha significado una visión maximalista, que no admite críticas ni medias tintas, que exige una adhesión total, que no necesita la comprensión pero si el acato total. Si este fenómeno se limitara a los miembros oficiales de los partidos políticos, no habría mayor problema. Sin embargo, se puede detectar, sin demasiadas dificultades que se extiende ya no sólo a militantes y simpatizantes, sino al grueso de la sociedad, la cual ha demostrado ser un caldo de cultivo bastante receptivo para estas versiones polarizantes.

Ante esta realidad, y contrario al planteamiento de la más reciente reforma electoral, me parece que es posible estimular y desarrollar la capacidad de descernimiento de la ciudadanía. La reforma electoral parte del supuesto de la incapacidad de la ciudadanía de diferenciar planteamientos y críticas fundamentados de aquellos que no lo son (estupidez ciudadana, en otras palabras). Como respuesta, se decidió limitar la órbita del debate público, cerrando espacios y restringiendo la comunicación política entre los participantes. Así, protegiendo al ciudadano de ciertos mensajes se esperaba conservar la mayor limpieza posible en el proceso electoral y en el proceso de toma de decisión de cada ciudadano. Los efectos de este despropósito se encuentran a la vista de todos. El acontecimiento más reciente, el debate, nos muestra, probablemente, el punto culminante de la democracia mexicana, que ha llegado hasta el extremo de que todas las posibilidades de contienda se reducen a un espectáculo de gesticulación, sin ningún contenido verdaderamente relevante. El cierre de las posibilidades de la discusión pública que ha representado la reforma electoral más reciente puede ofrecer un campo favorable para que las versiones expuestas en el debate, incompletas, burdas y tramposas como lo son, se arraiguen y desarrollen en la ciudadanía, con peligrosas consecuencias para la democracia mexicana. Tras la enseñanza de estas “historias nacionales”, afirma Rafael Sánchez Ferlosio, no está el deseo de conocer y dar a conocer la historia, sino todo lo contrario: está el afán de defenderse de ella.

2 comentarios:

  1. Pese a la notable elocuencia de tus notas, es difícil comprenderlas en su totalidad, eso considerando también, que no soy fan del dramático reality show político de nuestro país... creí, de primer momento, que sería interesante leer un blog que proporcione a la ciudadanía, en lenguaje poco mas claro, acontecimientos, opiniones y/o reflexiones, noticias políticas... precisamente la semana pasada, estaba pensando en la carencia de información y propuestas claras por parte de los representantes de cada p.p., me enfada el circo y la cantidad de papel y dinero gastados en estas estupideces que no hacen mas que batir y ensuciar de la misma manera cada que hay elecciones... y todo esto, sin hablar del poco trabajo y los ausentes conceptos de las campañas publicitarias... en fin, regresando a tu blog, llegando al quinto párrafo de ésta última nota, donde leo lo de la estupidez ciudadana (lo cual no es ninguna una gran noticia) me hace suponer que no es esa estupidez a quien escribes, y si ese fuera el caso, ¿a quien le escribes?... seria detestable un político escribiendo a políticos o ex-compañeritos universitarios no?...

    Felicidades por el blog, a esto me refería aquella noche cuando hablaba de tu trabajo...

    BR

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  2. "El verdadero escritor desprecia, tiene que despreciar el dinero y la fama y el poder porque vive dedicado a algo superior, enteramente distinto. Si tu obra es buena, si es verdadera, tendrá su eco, su lugar, en seis meses, seis años, o después de ti. ¡Qué importa!"

    Ahora bien, lo anterior no resuelve la pregunta. En un principio he de reconocer que no imaginé a un lector o a algún segmento en específico. Eso dificulta bastante las cosas al momento de escribir o incluso de elegir un tema. Aún en este momento es bastante problemático el intentar responder a esa pregunta. Asumo, tal como es la naturaleza de este espacio, que se trata de una especie de dinámicas en construcción, en donde nada se da por sentado y todo está abierto a la discusión.

    Se trata en última instancia de un hecho afirmativo que, sin embargo, no tiene grandes pretensiones. "No es ni muy original ni muy llamativo lo que se puede sacar como conclusión. Esa es seguramente la auténtica novedad".

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