En el fondo ya nada tiene significado para mí, vivo sin porvenir. El futuro está excluido para mí en todos los sentidos. Para mí no hay ninguna salida, porque carece de sentido que haya una salida. Así, vivo como en un presente eterno y sin objeto y no soy desgraciado por carecer de objeto. En todo caso, es un resultado. Creo que mis pensamientos se reducen a eso: vivir sin objeto. Por eso escribo muy poco, trabajo poco, siempre he vivido al margen de la sociedad y está bien así. Yo no necesito nada de eso, no quiero pertenecer a nada. Precisamente porque yo he estado a la vez liberado y paralizado por el pensamiento de la muerte, no he hecho nada en mi vida. Cuando se piensa en la muerte no se puede tener una profesión. Sólo se puede vivir como he vivido yo, al margen de todo. La sensación que siempre he tenido ha sido la de la falta de objeto. Podemos decir que es enfermizo, pero lo es sólo en sus efectos, no desde un punto de vista filosófico. Filosóficamente es de lo más normal que todo nos parezca inútil. ¿Por qué habríamos hacer algo? ¿Por qué? Creo que toda acción es fundamentalmente inútil. Creo haber sido hiperconsciente toda mi vida y en eso estriba la tragedia.
01 abril 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario