Se ha abusado tanto de las miradas en las novelas que se ha concluido por darles poca importancia. Hoy apenas se atreve un escritor a decir que dos seres se han amado porque se han mirado. Y, sin embargo, así es como se ama, y como únicamente se ama. Lo demás no es sino sólo lo demás, y viene después. Las palabras resultan inadecuadas, insuficientes. Pero una mirada dice mucho más de lo que dice y contiene lo más importante: una esperanza que, además, invita a compartir. Nada es más real que estas grandes sacudidas en que dos almas se funden al intercambiar esta chispa.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario