La filosofía sólo sirve para causar tristeza. Una filosofía que no entristece no es filosofía. En la oscuridad de la noche, resulta sencillo advertir que sólo la locura puede ser el origen de una creatividad ilimitada. A quienes seguimos creyendo en el amor, en la felicidad, en la literatura y en tantas otras quimeras trasnochadas e improductivas sólo nos queda aceptar la fatalidad como destino. Evidentemente que hay motivo para estar triste, pero de poco sirve. La única salvación para los vencidos es no esperar ninguna. Sin embargo, el silencio hace más cruda esta agonía.
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