Hay aquí frases que dan una idea de la confusión, del delirio, de las crueles angustias, de las luchas internas y del desprecio supremo que siento por la vida.


18 junio 2010

No es culpa mía

De todo se aburre uno, ángel mío, es una ley de la Naturaleza.
No es culpa mía.
Si hoy me aburro, pues, de una aventura que me ha tenido ocupado enteramente desde hace ya algún tiempo, no es culpa mía.
Si, por ejemplo, he tenido tanto amor como tú virtud, y ya es mucho decir, no es sorprendente que el uno haya terminado al mismo tiempo que la otra.
No es culpa mía.
De lo que se deduce que llevo ya un tiempo engañándote. ¡Pero lo cierto es que tu despiadada ternura me obligaba a ello!
No es culpa mía.
Hoy, una mujer a la que amo locamente exige que te sacrifique.
No es culpa mía.
Sé que parece una buena ocasión para denunciarme como libertino: pero si la Naturaleza sólo ha acordado a los hombres la constancia mientras que daba la obstinación a las mujeres, no es culpa mía.
Créeme, elige a otro amante, como he elegido yo a otra. Este es un buen consejo; si no te parece bueno, no es culpa mía.
Adiós, ángel mío, sentí placer al tomarte, no siento pena al dejarte: quizá vuelva a ti.
Así va el mundo.
No es culpa mía.

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