Hay aquí frases que dan una idea de la confusión, del delirio, de las crueles angustias, de las luchas internas y del desprecio supremo que siento por la vida.


01 octubre 2011

Conversaciones con Sabato: Esperanza

La "esperanza" de volver a verla (reflexionó con melancólica ironía). Y, también pensó: ¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como ésta? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse, sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión sombría del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. 

Todavía resulta más curioso y paradójico que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión. 

Se trata, en ocasiones, de individuos relativamente jóvenes. Y, cosa curiosa y digna de ser meditada, resultan precisamente más patéticos y desvalidos cuanto más jóvenes son. Porque ¿qué puede haber de más pavoroso que un chico sentado y pensativo en un banco de plaza, agobiado por sus pensamientos, callado y ajeno al mundo que lo rodea? En ocasiones, el hombre o muchacho es un marinero; en otras es acaso un emigrado que querría volver a su patria y no puede; muchas veces son seres que han sido abandonados por la mujer que amaban; otras, seres sin capacidad para la vida, o que han dejado su casa para siempre o meditan sobre su soledad y su futuro. O puede tratarse simplemente de alguien que empieza a ver con horror que el absoluto no existe.

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