Hay aquí frases que dan una idea de la confusión, del delirio, de las crueles angustias, de las luchas internas y del desprecio supremo que siento por la vida.


14 julio 2009

Izquierda y lucha por la democracia en Honduras: Reflexión de Israel González Ocampo

En esta ocasión, mi compañero Héctor me ha pedido que colabore en el espacio de El Espectador con algunas reflexiones sobre lo que ha sucedido en Honduras desde hace un par de semanas. Con gusto lo hago.  
             
No cabe duda que la izquierda, aquella postura política que muchos detestan y que infinitamente muchos más comparten –la gran mayoría sin saberlo, pero inscribiéndose sobre sus principios–, está ganando terreno en la comunidad mundial. Y no es que se trate de un fenómeno social nuevo, los principios de la izquierda surgieron con la humanidad, al igual que los de la derecha. Lo que actualmente se vive, es la izquierda desde arriba, la izquierda desde los más altos mandos que pueden representar a un pueblo, a un Estado nacional. Se trata pues, de una nueva etapa en la que las fuerzas de la derecha se encuentran enfrentadas a una izquierda cada vez más poderosa e influyente en la toma de decisiones que conciernen a la organización del Estado. Hoy, por fin, esa guerra ideológica inclina la balanza hacia el lado del Estado benefactor, hacia aquellas acciones germinadas con más fuerza durante los primeros años del siglo XIX, en los que las desigualdades sociales que generaba el sistema capitalista se manifestaban a diestra y siniestra, y sólo con una clase: aquella de los artesanos, de los obreros, en general, aquella de los trabajadores que la nueva industria menospreció y cuyos primeros dueños se enriquecían despiadada e inconmensurablemente. 

El socialismo utópico, que después fue científico, se enfrenta desde entonces y de manera constante, a las fuerzas de una derecha cada vez más recalcitrante y evolucionada, dueña del orden social establecido, dueña incluso, de las mentes de los más reacios enemigos de la izquierda, convencidos por un poder que ni sus increíbles inteligencias alcanzan a distinguir; no se encuentran confundidos, ¡no!, son fieles a los ideales que la religión de la derecha les enseñó, no la cuestionan, no necesitan abrir los ojos para creer en ella, no tienen en mente otra cosa, funcionan en torno a ella sin reparo. 

Afortunadamente, la izquierda no se encuentra sola, el “pueblo” y muy destacadas personalidades e intelectuales de nivel mundial están a su lado y continúan en el campo de batalla día a día. Ya se han sumado también las autoridades de más alto nivel y, si bien tal adherencia no es característica sólo de nuestra época, sí lo es en una época en la que el gobierno de Estados Unidos, a pesar de su innegable influencia, se muestra distante, ocupado en primera instancia por su guerra contra el terrorismo internacional. América Latina, ahora, tiene mayor libertad. El derrocamiento de los gobiernos socialistas y el asesinato de sus representantes y la instauración de dictaduras, fueron movimientos políticos auspiciados por el actual hegemón, producto de su temor a que la entonces Unión Soviética pudiera “invadir” su zona de influencia, América Latina, claro. 

El surgimiento de gobiernos de izquierda ha constituido un bloque a los intereses económicos y políticos estadounidenses. Pero dicho surgimiento no se ha dado sólo, el abandono de Estados Unidos por la región y los continuos fracasos de las reformas económicas promovidas por su Consenso de Washington en la década de los años ochenta ha permitido el ascenso del poder de la izquierda, inconforme con tales resultados y convencida aún más de su existencia.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no ha dado los resultados promovidos, mucho menos los esperados, no en América Latina. Ante tanto fracaso, las nuevas intenciones estadounidenses de carácter económico han perdido credibilidad, las pruebas son contundentes, aquí en América Latina, en todo el mundo. Por ello, ya no se debe tener esperanzas ante un soñado éxito sobre las propuestas del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), al menos no por parte de Estados Unidos. 

Ahora la tendencia es hacia la Alternativa Bolivariana para las Américas, propuesta de la izquierda latinoamericana y a la que sin objeción ya se han sumado países como Bolivia, Nicaragua, Honduras, Dominica, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda y Ecuador. El proyecto de la Venezuela de Hugo Chávez y la Cuba de Fidel Castro ya demostró su éxito.

Hoy, la injusta remoción del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, es, probablemente, la evidencia del regreso de Estados Unidos a la palestra latinoamericana. Pero también es evidencia de la izquierda en América Latina. La intervención directa estadounidense no se puede comprobar aún, a diferencia de aquellas del período del Estado de Seguridad Nacional. El gobierno de Estados Unidos primero condenó el golpe, sin embargo, ha bajado el tono modificando su posición hacia una actitud que promueve a escuchar y analizar ambas partes. Ésta vez la intransigencia de su oración no ha sido característica. Barack Obama seguirá los principios de la política exterior estadounidense quizá con un discurso menos renuente.

Lo que es cierto, es que aunque Roberto Micheletti lo niegue, la deposición del presidente electo Manuel Zelaya constituyó una acción unilateral, una acción de la derecha para terminar con los avances sociales que hasta ese momento había conquistado el presidente constitucional, el golpe de Estado ha interrumpido un gobierno cuyo período debería extenderse hasta enero de 2010 por mandato democrático.

Manuel Zelaya propuso a su partido –el Partido Liberal– y al Partido Nacional, desde noviembre de 2008, la posibilidad de que se convocase al pueblo hondureño a un plebiscito en el que se pronunciaría sobre la instalación de la Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución. El plebiscito se llevaría a cabo en las elecciones generales de noviembre de 2009, en las que se eligen presidente, diputados y cuerpos municipales. Las diferencias con los demás poderes nacionales surgieron desde entonces y las ideas para derrocar a Zelaya comenzaron a gestarse. Antes del golpe, el presidente ya había anunciado el fracaso de los intentos de la oposición por destituirlo. Por su parte, la OEA había pronunciado su apoyo para analizar la situación y contribuir al diálogo entre las partes discordantes mediante el envío de una comisión. En este contexto, la fecha para la consulta popular tuvo que ser anticipada, la nueva fecha fue el domingo 28 de junio. Desde el viernes 26 se comenzó a distribuir el material para dicha consulta a pesar del desacuerdo respecto de la misma de parte del Congreso de la República, el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General y la Corte Suprema de Justicia; estas instituciones la declararon ilegal. Cabe resaltar que el Partido Liberal también se opuso a la propuesta.

Pero, ¿por qué declarar ilegal una propuesta para consultar al pueblo hondureño? ¿No acaso la opinión del pueblo también conforma al mandato democrático?

Los temores de la derecha fueron varios, entre ellos, la idea de que por medio de las reformas a la Constitución el presidente Zelaya pretendiera extender su período de gobierno. La intención fue que con la instalación de la Asamblea Constituyente se comenzaran los proyectos de reforma constitucional, o en su caso, la creación de una nueva Carta Magna, ya que la actual, según palabras del presidente Zelaya, “es un completo desorden que crea más bien confusión y es contradictoria.” Sin embargo, vale mencionar que si el único motivo hubiera sido extender el período presidencial, la calidad de presidente constitucional de Zelaya lo encontraba con la plena facultad de promover tales propuestas. ¿Qué peligro puede haber en ello? Quizá la aceptación del pueblo podría constituirse, a posteriori, como la aprobación de un segundo mandato presidencial…de izquierda. Declarar ilegal una propuesta que será consultada y negociada con el pueblo, es declarar ilegal la opinión del mismo, es invalidar su derecho a expresarse. Amordazar de tal manera a un pueblo entero sólo es característica del sometimiento que acompaña a las dictaduras, constituye la antítesis de la democracia. Tal parece que los logros sociales demostrados durante el mandato de Zelaya no han bastado para que las instituciones confíen plenamente en el presidente electo por el pueblo. ¿O se trata a caso del temor a que un presidente que ha mostrado tendencias izquierdistas pueda continuar con un mandato que logre extenderse por un período más largo de tiempo y que pueda adquirir las características del gobierno venezolano?

La derecha no sabe perder. Roberto Micheletti no aceptó que su gobierno de facto se instauró después de un golpe de Estado, el uso que hizo de la fuerza militar es una evidencia que así lo comprueba a pesar de lo que él mismo niega. 

No nos engañemos, el 28 de junio, día del crimen de Estado en Honduras, se había conspirado con anticipación garrafal. El teatro gubernamental actuó tontamente: el 28 de junio sería la consulta popular, pero ese mismo día por la madrugada se irrumpió violentamente en la residencia del presidente para posteriormente exiliarlo en Costa Rica y así impedir la consulta. Los militares hicieron bien su trabajo. El Congreso presumió una supuesta carta de renuncia presidencial fechada el día 25 de junio que decía: “Dada la situación política prolongada que se ha presentado, la cual ha dado lugar al desencadenamiento de un conflicto nacional que ha erosionado mi base política y debido a problemas insuperables de salud […] cumplo con el deber de interponer mi renuncia irrevocable a la Presidencia de la República […].” 

Es absurdo que después de la presentación de una renuncia, el Congreso auspicie todavía un golpe de Estado, eso prueba la falsedad y la doble moral con la que suelen manejarse personajes como Roberto Micheletti. El gobierno de Honduras le pertenece a Manuel Zelaya y su regreso al poder no es negociable, es la única opción. La supuesta amnistía tampoco es válida, pues ningún delito ha sido cometido por el mandatario legítimo. En el plano internacional, la mediación del presidente costarricense, Óscar Arias, podría ser considerada como una estrategia estadounidense ante la negativa de aceptar como mediador a Hugo Chávez, quien ya ha demostrado éxito con sus logros en su mediación entre las FARC y el gobierno colombiano. Si Chávez interviene como mediador, Estados Unidos estaría fuera de la jugada y el éxito que obtendría sería un duro golpe para la estrategia estadounidense en su afán por recuperar a la América Latina.

En su gran mayoría, el pueblo hondureño apoya el regreso de Zelaya al poder. Si continúa la intransigencia del gobierno de facto y la represión a los inconformes, la violencia de hoy en América Central podría derivar en resultados sangrientos. Es ahora cuando Estados Unidos debe ser fiel a sus principios, más precisamente, a aquél en el cual enarbola la democracia como uno de los ideales de toda sociedad en el mundo. El respeto a ésta, significa la amistad y el respeto a Estados Unidos. Ahí donde la democracia se vea amenazada, Estados Unidos estará presente para restaurarla o en el peor de los casos, instaurarla. Ya se vivió la experiencia en Afganistán e Irak. ¿Qué espera entonces ese gobierno para recuperar el poder de la democracia en Honduras?...desgraciadamente, la doble moral es, aunque no se encuentre instituida, un principio más de la política exterior estadounidense. Pero, con la destitución actual de un gobierno que comenzaba a moverse hacia la izquierda, los intereses del país norteamericano corren menos riesgo, no es viable ni necesario un conflicto armado, no por ahora.


La violencia no debe derivar en más violencia, son las instituciones hondureñas e internacionales las que deben poner una rápida resolución a la actual controversia y restaurar el Estados de derecho antes de que el pueblo hondureño se vea sumido en una peligrosa lucha nacional. Se debe tener presente que los ideales de la izquierda no se logran con las armas, no en un Estado verdaderamente democrático.

5 comentarios:

  1. Agradezco sin duda la colaboración en este espacio. Quisiera, sin embargo, exponer algunos planteamientos sobre puntos en particular del texto.

    1. Antes que nada, me parece que la perspectiva de izquierda-derecha desde la cual se plantea la refelxión no es quizá la más adecuada para el caso, ya que oculta más cosas de las que nos dice. Es decir, se trata de un corte muy grueso que no nos permite ver las particularidades ni las especificidades del caso.

    2. La Alternativa Bolivariana que se plantea en el texto como una nueva propuesta en Hispanoamérica, carece de un verdadero peso específico al ser, en mayor o menor medida, satélites y naciones dependientes de Venezuela. Además, pongamos por ejemplo a Bolivia, Nicaragua y Honduras, no sería complicado afirmar que se encuentran ahí más por conveniencia coyuntural que por un verdadero convencimiento ideológico.

    3. Se hace alusión en el texto a la Cuba de Fidel, en apoyo a esta nueva alternativa de izquierda en Hispanoamérica, pero se olvida mencionar que esa misma Cuba dio todo su apoyo a Carlos Salinas de Gortari durante su administración, al mismo tiempo que la izquierda en México rechazaba a ese gobierno. Más aún, las relaciones entre Fidel y Cuba trascendieron lo gubernamental e incluso crecieron en lo personal a grado tal que en la actualidad se puede hablar de la estrecha relación entre estos personajes.

    4. Se habla de la Venezuela de Chávez, frase con la que estoy de acuerdo ya que en ese país existe una violación sistemática a los derechos humanos, a la libertad de expresión, a la propiedad privada y a toda aquella actividad que el presidente considere 'inadecuada'.

    5. Otra afirmación que me parece problemática es sostener que el gobierno de Manuel Zelaya sea de izquierda, cuando en realidad su arrivo al poder lo hizo con un partido de centro derecha y con un proyecto económico que se comprometía con medidas de un proyecto neoliberal. Su acercamiento con aquellos planteamientos considerados de 'izquierda' se dio más bien por un calculo político ante su propuesta de reforma constitucional. También es de llamar la atención que Venezuela y compañía defiendan a Manuel Zelaya con argumentos de derecho internacional que, sin embargo, deciden ignorar cuando se trata de otro personaje que no comparte sus mismas ideas.

    6. Finalmente, lo mas interesante que pone en la mesa de discusión esta situación es analizar la manera en que personajes tan diferentes, no sólo por características personales, sino sobre todo por lo que han llegado a representar en el escenario internacional, como Chávez, Obama, Calderón, etc. se unen para resolver una situación tan enredada que ha colocado a un personaje como Zelaya, que llegó al poder con una coalición de centro-derecha y con un proyecto neoliberal, como un mártir de la izquierda en el mundo!!!!!

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  2. Agradezco tus atinados comentarios, sin embargo, considero necesario aclarar algunas de tus consideraciones.

    1.La perspectiva izquierda-derecha con la que se ha tratado el caso se desprende del acontecer internacional en América Latina. Si bien su estudio debe considerar las particularidades de la sociedad y el Estado hondureño, no es factible separarlo del fenómeno político-social que hoy en día caracteriza a la América Latina. No se trata de un fenómeno aislado como en 1999 sí lo fue el caso venezolano.

    2.La Alternativa Bolivariana para las Américas no es una nueva propuesta para la región de América Latina, es un hecho consumado y en crecimiento. No se plantea en el texto como nueva propuesta. Aquí se debe aclarar que el término “Hispanoamérica” corresponde sólo a los países de habla hispana, por lo que utilizar tal término nos limita a referirnos sólo a dichos países. Dominica, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda que son países no hispanoparlantes, ya forman parte de un tratado de comercio denominado Comunidad del Caribe y en la cual México funge como país observador al igual que Venezuela. Es obvio que por cuestiones geográficas puedan ser considerados satélites y dependientes de Venezuela. El ALBA no constituye sólo un tratado comercial sino también de integración latinoamericana. El proyecto bolivariano hoy tiene gran valor para Latinoamérica, pues demuestra que las preferencias de otros países se inclinan hacia éste proyecto y no hacia el promovido por el gobierno de Estados Unidos (ALCA). Incluso, otro proyecto latinoamericano que ha ganado fuerza durante estos primeros años del siglo XXI, es el Mercosur, que constituye una unión comercial y aduanera. Bolivia comparte en buena medida la ideología venezolana de integración y solidaridad latinoamericana. Recordemos que Evo Morales llega al poder apoyado por las etnias aymara y quechua y gracias a sus votos obtuvo la mayoría que le permitió llegar al poder representando al partido Movimiento al Socialismo. La tendencia política demostró que se compartían los idelaes socialistas de Morales en dicha elección. Por otra parte, Daniel Ortega, también de corte socialista, pero moderado y respetuoso de la propiedad privada, puede considerarse como aliado de Venezuela al compartir sus ideales de integración. Formó parte de la Revolución Sandinista que derrocó la dictadura de Somoza apoyada por el gobierno estadounidense desde la década de los años 30. Por conveniencia coyuntural e incluso por geopolítica, las opciones de Honduras deberían ser México o Colombia. Sin embargo, estos dos últimos países no cuentan con un proyecto de integración latinoamericano y son dependientes y aliados de Estados Unidos.

    4.Correcto. Durante la pugna ideológica, característica de la Guerra Fría, Estados Unidos tampoco permitió ni éstas ni otras “actividades inadecuadas” en la región latinoamericana, precisamente, aquellas referentes a los movimientos sociales y a la llegada al poder de partidarios del socialismo. Estados Unidos las reprimió mediante la fuerza militar e incluso cometió asesinatos. Aún hoy, la Casa Blanca sigue creyendo en ese poder que otorgan las armas y el dólar. NO hay que olvidar que el proyecto económico y de desarrollo estadounidense se fundó mediante la fuerza, la intolerancia y la represión militar.

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  3. 5.El gobierno de Zelaya no es precisamente de izquierda, proviene de un partido de corte neoliberal, el Partido Liberal. Sin embargo, en los estatutos del partido se creó un órgano para la discusión y análisis de los problemas nacionales y del Partido. Se le dan responsabilidades consultivas sobre elaboración de propuestas sobre temas del acontecer nacional; emitirá opinión sobre proyectos de leyes y reglamentos. ¿Porqué no se ha respetado tal estatuto? No hay que olvidar tampoco que durante su campaña siempre estuvo presente su frase de “poder ciudadano”. Desde antes de su propuesta constitucional, Zelaya ha buscado el apoyo de Chávez en proyectos sociales y económicos. De hecho, en su primer año en el poder logró disminuir la inflación a los niveles más bajos desde 1990. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe lo incluyó en una lista en la que se encuentra en los primeros lugares en el rubro de crecimiento económico. De ser reinstaurado, es probable que el gobierno de Zelaya siga alcanzando logros sociales y que ello lo caracterice más fuertemente por ideales izquierdistas.

    Finalmente, vale recordar que todo tema político causa controversia. No obstante, esperemos que la coexistencia de ideas contrarias persista, pues ello deriva en el balance, que en toda cuestión debe ser necesario.

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  4. Otro tema que me parece importante destacar es el hecho de cómo reaccionaron todos y cada uno de los países, no sólo del continente, sino incluso de Europa, y tal como lo mencionara Zelaya, de Asia y África que comparten las características básicas de un régimen democrático, sin importar su posición en el espectro político. Chávez y Obama, ó también el ALBA y la Unión Europea, por ejemplo, nos ofrecen un ejemplo de esta heterogeneidad entre los actores que expresaron su desacuerdo con lo sucedido. Si vamos un poco más a detalle, nos podemos dar cuenta también de las diferencias que comienzan a aparecer entre ellos: por ejemplo, Chávez y el ALBA utilizan los mismos argumentos de derecho internacional, que deciden no respetar en otras ocasiones, para respaldar ahora a Zelaya. Paises como aquellos de la Unión Europea, Estados Unidos o México expresan su apoyo hacia una democracia de tipo procedimental, mientras que Chavez y compañía expresan, fundamentalmente, su apoyo no hacia un tipo de régimen sino hacia un personaje concreto. Ésto se ha hecho cada vez más evidente conforme pasa el tiempo: mientras que unos hacen de Zelaya un martir del pueblo, otros hacen de la defensa del caso un ejemplo de su compromiso hacia un tipo de régimen, hacia el acato de determinados procedimientos sin por ello ir más allá en su argumentación. Finalmente, me gustaría concluir preguntando a que te refieres con el plantemaiento de que si Zelaya regresa? Si regresara, y si se apega a la constitución que él fue el primero en violar, sería, me parece únicamente para dejar el cargo conforme a lo establecido en la constitución.

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  5. HOLA, DESPUÉS DE LEER LA NOTA SOBRE EL SISTEMA IZQUIERDISTA Y ME PARECIÓ QUE CONTIENE MUY ENRIQUECEDORA INFORMACIÓN PARA LOS QUE NO ESTAMOS TAN PROFUNDIZADOS EN LA LINEA POLÍTICA, ADEMÁS ES MUY EXPLÍCITO GRACIAS A LA FORMA FLUIDA CON QUE ESTA ESCRITO EL TEXTO. Y PUES CREO QUE ÉSTE TEMA SEHA PRESTADO PARA REALIZAR UN DEBATE. SALUDOS

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