No hay escritor tras el que no se esconda, en última instancia, un tímido. Pero es infalible que hasta el más pusilánime tratará siempre, aún por los más oblicuos e inesperados medios, de revelar su pensamiento, de legarlo a la Humanidad, que espera, o supone ávida, de conocerlo. Si determinadas razones personales o sociales le impiden hacerlo en forma abierta, se valdrá del criptograma o del pseudónimo. En todo caso, de alguna manera sutil dejará la pista necesaria para que más tarde o más temprano podamos identificarlo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario