Hay aquí frases que dan una idea de la confusión, del delirio, de las crueles angustias, de las luchas internas y del desprecio supremo que siento por la vida.


28 enero 2010

Conversaciones con Ortega y Gasset: ideas sobre Pío Baroja


Náufragos de la monotonía

Había hecho de su obra una especie de asilo nocturno donde únicamente se encuentran vagabundos. Entre las varias suertes y modos de hombres, Baroja se queda solo con los de condición inquieta y desapegada, que no echan raíces ni en una tierra ni en un oficio, sino que van rodando de pueblo en pueblo y de menester en menester empujados por sus fugaces corazones. Pero estas vidas, que son prácticamente fracasos y derrumbamientos, son moral y sentimentalmente victorias y gestos de ascensión.

Mirada desde sus resultados, la vida vagabunda e inadaptada es una cantidad negativa. Pero mírese a ella misma, al movimiento interior del espíritu, indócil, inquieto, exigente, que no se deja modelar por las imposiciones del medio, que prefiere ser fiel a su individual destino, aunque esto le cueste renunciar al triunfo en la sociedad. Al punto notamos la nobleza, la dignidad que hay en esa manera de enfrentarse con la vida.

“Gentes como yo debían haber nacido en otra época, porque para flotar en esta que vivimos es imprescindible tener mal corazón, buen estómago y un cheque en el bolsillo”.

La vida en general y, sobre todo, la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indominable.

El hombre no puede vivir plenamente si no hay algo capaz de llenar plenamente su espíritu hasta el punto de desear morir por ello. Lo que no nos incita a morir no nos excita a vivir. Sólo nos empuja irresistiblemente hacia la vida lo que por entero inunda nuestra cuenca interior. Es más fácil lleno de fe morir que exento de ella arrastrarse por la vida.

Cuando el ideal fluya por la jornada entera los años vibrarán como lanzas templadas y victoriosas.

El aventurero no cree en nada: siente dentro de sí una como turbulencia sin orientación concreta, que le empuja a buscar aquellas situaciones peligrosas de las que sólo se puede salir poniendo a máxima tensión las energías. No se supone nunca bien cuáles fueron sus opiniones políticas. Sirve hoy a unos, mañana a otros. Pero cada día consume una cantidad enorme de esfuerzos. Puesto que el mundo está hueco –viene a decir–, llenémoslo de coraje.

Llámese a esto, si se quiere, nihilismo; pero entonces es nihilismo la actitud sublime: sentir lo que se siente y no lo que nos mandan sentir.

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